Vomitando

Eres increíble. No se como lo haces, pero eres increíble. Consigues sacar de mi todo lo peor que creo que tengo. Me entran ganas de vomitar solo con verte. Me entran ganas de escupirte, te pegarte, de gritarte y de arrancarte la cabeza. Sólo tu puta voz. Sólo con esos golpes en la mesa. Sólo con esa mirada de loco. Sólo con tu olor. Sólo con ese pelo canoso y amarillento. Consigues hacer que todos mis intentos de quererte se vayan al garete y me pregunte: ¿Por qué sigo intentándolo? Consigues hacerme creer que verdaderamente eres una escoria que debería ser eliminada.

Los 50 que pesan a tu espalda y que han hecho que cada vez estés más jorobado y más triste. Más solo. MÁS SOLO, HIJO DE PUTA. Haces que me de asco a mí mismo por pensar cosas que no se las deseo a nadie. Sacas en mí un instinto que no sale con nadie más. Haces que mí cara cambie. Haces que mí corazón arda en deseos de ver tu sangre cayendo por esa enorme nariz. Los 50 te han vuelto loco. Te crees sabio, pero no haces otra cosa que alejar lo que te da miedo reconocer. Inventar teorías sin sentido que a nadie importan, y menos aún creen. Te crees superior y no te das cuenta que estás acorralado en una vida disfrazada. Disfrazada de hombre viejito y sabio, bueno y simpático, que calla por que más tonto es el que habla y deja ver su tontura. Tu tontura se huele. Tu tontura hasta se palpa y se intuye 3 calles más abajo donde tú estas.

Infeliz por llegar a una edad y ver que nunca has sido feliz. ¿Tienes sueños acaso?, ¿Tienes proyectos de futuro?, ¿Sabes quien eres o lo que haces, o lo que harás? No. No lo sabes... Y entonces, ¡Qué coño haces diciendo lo que te viene en gana si lo único que has saboreado y degustado a base de bien en tu puta vida es la maldita amargura fracasada de la que pareces estar hecho a medida! Cada vez eres más violento porque te quedas sin palabras mucho antes. Tu locura esta acabando contigo y con los que te rodeamos. No quieres ayuda. No quieres escuchar. No quieres hablar. No quieres ser triste. No quieres ser infeliz, pero tampoco quieres dejar de serlo.

Estoy cansado de darte oportunidades. Estoy harto de defenderte y dar la cara por ti. Solo me dejas una alternativa. En tu mano está.

Si no quieres a nadie, por favor, por nuestra propia salud mental y, sobretodo por la tuya, haz como que solo existes tú en el mundo. Quédate ahí, solo, pero quédate ahí.

Y déjame de una vez. Déjame imaginar que fuiste un modelo a seguir que nunca estuvo aquí. Pero por favor, déjame ya.